En Subjetivamente, valoramos la mentalización como una clave esencial para explorar nuestro mundo interno y promover el desarrollo emocional.…
Fernanda Gumucio
PSICOLOGÍA CLÍNICA EN VIÑA DEL MAR
Psicología en Adultos
Malestar Psicológico y Contagio Emocional en Adultos Mayores.
- blog
- 28 de noviembre de 2024
En Subjetivamente, nuestro centro de psicología en Viña del Mar, atendemos a muchas personas mayores que, en algún momento, atraviesan experiencias emocionales complejas. La vejez es una etapa de la vida en la que las personas enfrentan diversos desafíos, desde cambios en sus relaciones sociales hasta problemas de salud que afectan su bienestar general. Durante años, hemos observado cómo ciertos factores emocionales se convierten en una constante preocupación en nuestra práctica, particularmente el malestar psicológico y su estrecha relación con el contagio emocional.
El malestar psicológico, esa sensación de angustia que puede tomar muchas formas —como ansiedad, depresión, estrés o simplemente una sensación de vacío— es algo que afecta a muchas personas mayores. Las pérdidas, los cambios en la rutina diaria o la disminución de la independencia pueden generar emociones intensas que, a veces, no se gestionan de la mejor manera. La soledad o la falta de apoyo emocional son elementos comunes en esta etapa, lo que puede llevar a que el malestar psicológico se agrave si no se trata de manera adecuada.
Pero hay otro factor que, tal vez, no siempre se toma en cuenta: el contagio emocional. En nuestra experiencia, este fenómeno es muy relevante en los adultos mayores. El contagio emocional es cuando las emociones de las personas que nos rodean afectan nuestras propias emociones. Puede ser un abrazo lleno de cariño o una conversación donde se expresan preocupaciones, pero también puede ser una sobrecarga de negatividad que, sin darnos cuenta, vamos absorbiendo. En el caso de los adultos mayores, que muchas veces dependen de sus familiares o cuidadores para su bienestar, este contagio puede ser particularmente fuerte. Si las personas que les rodean están viviendo momentos de estrés o tristeza, estas emociones pueden trasladarse, ampliándose y generando un malestar emocional adicional.
Este artículo busca explorar precisamente cómo este contagio emocional puede influir en el malestar psicológico de los adultos mayores. A partir de la investigación de Marie-Josée Richer, Sébastien Grenier y Pierrich Plusquellec, titulada The contribution of vulnerability to emotional contagion to the expression of psychological distress in older adults, se profundiza en cómo las relaciones sociales y familiares impactan el bienestar emocional de los adultos mayores. Queremos entender cómo las emociones compartidas, a veces de manera inadvertida, pueden modelar la salud mental de los adultos mayores y cómo se puede crear un entorno más saludable para ellos.
Tabla de contenidos
Entendiendo el malestar psicológico en los adultos mayores
Para comprender cómo el malestar psicológico afecta a los adultos mayores, es importante primero definir qué entendemos por malestar psicológico. Este término engloba una variedad de síntomas emocionales y cognitivos, como la ansiedad, la depresión, la tristeza profunda y la sensación general de vacío. En nuestra experiencia clínica en Subjetivamente, hemos observado que los adultos mayores experimentan con frecuencia estos síntomas, muchas veces de manera interrelacionada. La ansiedad, por ejemplo, puede surgir cuando las personas sienten que han perdido el control sobre su vida, mientras que la depresión puede ser una respuesta a la sensación de soledad o la falta de propósito tras la jubilación o la muerte de seres queridos.
El malestar psicológico en la vejez no es un fenómeno aislado, sino que tiene raíces profundas en las circunstancias de vida de los adultos mayores. Las pérdidas son uno de los factores de riesgo más significativos. La muerte de amigos, familiares o la pérdida de la autonomía personal, como la incapacidad de realizar tareas cotidianas que antes eran sencillas, son fuentes de sufrimiento que se acumulan con el paso del tiempo. El aislamiento social, derivado de la distancia emocional o física de la familia o de la comunidad, también es otro factor que agrava este malestar. En muchos casos, los adultos mayores se sienten desconectados de su entorno, lo que alimenta sentimientos de desesperanza y tristeza.
Además, los problemas de salud física son otro factor importante en el malestar psicológico de los mayores. La pérdida de movilidad, las enfermedades crónicas o el dolor constante pueden hacer que los adultos mayores sientan que su calidad de vida se ha visto comprometida. La combinación de estos factores puede desencadenar un círculo vicioso: a medida que el malestar psicológico se intensifica, se hace más difícil gestionar los problemas de salud física, y viceversa. La interrelación entre la mente y el cuerpo se vuelve aún más clara en esta etapa de la vida, haciendo que la atención integral, que aborde tanto la salud física como la mental, sea esencial.
El impacto del malestar psicológico en la calidad de vida de los adultos mayores es profundo. Las personas que atraviesan por estados de ansiedad o depresión pueden experimentar una disminución de su bienestar general, lo que afecta sus relaciones personales, su capacidad para disfrutar de actividades cotidianas e incluso su disposición a recibir apoyo emocional. En nuestro centro, hemos constatado que, si no se aborda adecuadamente, este malestar puede ir empeorando con el tiempo, afectando gravemente la calidad de vida de los adultos mayores. Por ello, es crucial prestar atención a estos signos y proporcionar el acompañamiento adecuado, tanto a nivel psicológico como social.
El contagio emocional y su dinámica en la vejez
El contagio emocional es un fenómeno psicológico fascinante y complejo que ocurre cuando absorbemos los estados emocionales de las personas que nos rodean, a menudo sin darnos cuenta. Este fenómeno no solo ocurre en relaciones cercanas, como con los familiares o amigos, sino también en entornos más amplios, como residencias para adultos mayores o grupos sociales. Lo que a veces parece ser una simple interacción cotidiana puede tener un impacto profundo en el bienestar emocional de los adultos mayores.
En términos sencillos, el contagio emocional ocurre cuando las emociones de otros afectan nuestras propias emociones. Esta dinámica está relacionada con la forma en que percibimos y respondemos a las señales emocionales de quienes nos rodean. Las personas mayores, en particular, son más vulnerables a este fenómeno debido a los cambios que ocurren en su capacidad de empatía y regulación emocional con la edad. A medida que envejecemos, la forma en que procesamos las emociones, tanto las nuestras como las ajenas, puede verse modificada. Los adultos mayores, que a menudo han vivido experiencias de pérdida o cambios significativos en su vida, pueden estar más predispuestos a sentirse afectados por el estado emocional de quienes los rodean.
Además, la capacidad de regular nuestras propias emociones también cambia con la edad. Si bien algunas personas mayores pueden volverse más sabias y adaptarse mejor a las situaciones difíciles, otras pueden experimentar mayores dificultades para manejar la sobrecarga emocional que el contagio emocional genera. Por ejemplo, si un adulto mayor vive en un hogar o residencia donde los conflictos entre otros residentes o cuidadores son frecuentes, estos conflictos pueden desencadenar un estado de estrés emocional que afecta a todos los involucrados, incluso a aquellos que no están directamente implicados. Lo mismo sucede en las familias, donde los adultos mayores pueden absorber el estrés o la tristeza de los miembros de su familia, especialmente si estos están pasando por situaciones difíciles.
En Subjetivamente, hemos observado que esta dinámica de contagio emocional se intensifica cuando los adultos mayores ya están lidiando con un malestar psicológico previo. Un familiar que se siente abrumado por problemas laborales o de salud, por ejemplo, puede transmitir esa ansiedad o frustración, y si el adulto mayor ya se encuentra en una etapa vulnerable, esos sentimientos pueden amplificarse. En muchos casos, el adulto mayor no solo se siente afectado por lo que está viviendo en su entorno, sino que también internaliza esas emociones, aumentando su propio malestar psicológico.
Este tipo de interacción emocional es particularmente común en situaciones de convivencia en residencias para mayores, donde los residentes interactúan entre sí, compartiendo sus propias preocupaciones y emociones. Si la atmósfera emocional de ese entorno es negativa o tensa, el contagio emocional puede propagarse rápidamente, afectando a más personas y, con ello, profundizando su malestar psicológico.
La conexión entre el contagio emocional y el malestar psicológico
El contagio emocional no es solo un fenómeno pasajero. En muchos casos, tiene el poder de amplificar las emociones negativas, intensificando sentimientos de tristeza, ansiedad o estrés, especialmente en los adultos mayores. Las emociones de aquellos que nos rodean tienen un impacto significativo, y en una etapa como la vejez, cuando las personas ya son emocionalmente vulnerables, esta influencia puede ser aún más profunda.
Cuando hablamos de vulnerabilidad emocional en la vejez, nos referimos a una mayor sensibilidad ante las emociones que provienen del entorno social y familiar. A medida que las personas mayores atraviesan esta etapa de la vida, pueden experimentar un mayor sentido de inseguridad debido a factores como la pérdida de autonomía, el deterioro físico o la falta de apoyo emocional. Esta vulnerabilidad las hace más susceptibles a las emociones que circulan en su entorno. Si un adulto mayor está rodeado de personas que experimentan estrés, ira o tristeza, es probable que absorba estas emociones, lo que puede hacer que su propio malestar psicológico se intensifique.
En la práctica, esto significa que si el ambiente en el que un adulto mayor se encuentra es negativo o cargado de tensiones emocionales, su capacidad para regular esas emociones se ve afectada. Un ejemplo claro podría ser el caso de un adulto mayor que vive con familiares que atraviesan problemas económicos o de salud. Si estos familiares expresan constantemente su angustia o frustración, el adulto mayor, al ser sensible a estas emociones, puede terminar internalizándolas y sintiéndose más ansioso o deprimido. Este círculo vicioso puede perpetuarse si no se abordan las emociones subyacentes en el entorno.
Otro ejemplo común se presenta en residencias para adultos mayores. Si el ambiente está marcado por disputas entre los residentes o los cuidadores, las emociones negativas se transmiten rápidamente de una persona a otra. En estos casos, el malestar psicológico puede ser contagioso, provocando un aumento en la ansiedad, tristeza o estrés de aquellos que ya estaban emocionalmente vulnerables. Este contagio no solo afecta la calidad de vida de los adultos mayores, sino que puede tener un impacto directo en su salud mental, contribuyendo a la perpetuación del malestar psicológico.
En resumen, el contagio emocional puede ser un factor clave que agrava los síntomas de malestar psicológico en los adultos mayores. La interacción entre su vulnerabilidad emocional y las emociones del entorno crea un caldo de cultivo para que la ansiedad, la tristeza y otros síntomas psicológicos se amplifiquen, afectando su bienestar general.
Cómo proteger a los adultos mayores del impacto negativo del contagio emocional
Proteger a los adultos mayores del impacto negativo del contagio emocional es una tarea fundamental para mejorar su bienestar psicológico. Como hemos visto, las personas mayores son especialmente vulnerables a absorber las emociones de su entorno, lo que puede intensificar el malestar psicológico. Sin embargo, existen estrategias efectivas que pueden ayudar a mitigar este efecto y promover un entorno emocional más saludable.
Una de las claves es crear entornos emocionales positivos. Es importante rodear a los adultos mayores de un ambiente que fomente la calma, la empatía y la serenidad. Esto puede implicar pequeños cambios en su día a día, como promover la convivencia con personas que ofrezcan apoyo emocional estable y afecto genuino. Mantener conversaciones que prioricen el bienestar y la tranquilidad, más que el estrés o las discusiones, es esencial para crear un entorno emocionalmente seguro.
En cuanto a las estrategias prácticas, fomentar la regulación emocional es crucial. Ayudar a los adultos mayores a desarrollar herramientas para gestionar sus emociones puede reducir considerablemente la susceptibilidad al contagio emocional. La psicoterapia, particularmente aquella que utiliza técnicas de regulación emocional, puede ser muy útil. La terapia cognitivo-conductual o el mindfulness, por ejemplo, pueden enseñarles a reconocer y manejar sus emociones de manera más efectiva. Practicar actividades como la meditación o ejercicios de respiración también puede ser una excelente manera de reducir el estrés y ayudarles a encontrar un mayor equilibrio emocional.
Otro aspecto importante es la creación de redes de apoyo emocional. Los adultos mayores que cuentan con una red de amigos, familiares o incluso grupos de apoyo tienen más recursos para enfrentar las dificultades emocionales. Establecer estas redes no solo previene el aislamiento, sino que también proporciona un refugio emocional frente a las tensiones externas. En nuestro centro, trabajamos de cerca con familiares y cuidadores para fortalecer estas redes y mejorar la calidad de las relaciones, promoviendo una atmósfera de apoyo mutuo.
Además, es esencial intervenir en dinámicas familiares que puedan generar estrés. Muchas veces, los conflictos familiares son una fuente significativa de malestar emocional para los adultos mayores. Trabajar con las familias para resolver tensiones y mejorar la comunicación puede ser una estrategia clave para reducir el contagio emocional negativo. Fomentar un ambiente de respeto y comprensión dentro de las familias ayuda a prevenir la sobrecarga emocional que los adultos mayores pueden experimentar.
Finalmente, el papel de los profesionales de la salud mental es fundamental en este proceso. Los psicólogos y otros profesionales de la salud deben diseñar intervenciones específicas para abordar las necesidades emocionales de los adultos mayores. Estas intervenciones pueden incluir terapia individual, grupal o familiar, así como programas educativos que ayuden tanto a los adultos mayores como a sus cuidadores a identificar y manejar las emociones de manera más saludable. A través de un enfoque integral, es posible minimizar los efectos negativos del contagio emocional y mejorar la calidad de vida de esta población.
En conclusión, proteger a los adultos mayores del contagio emocional negativo requiere un enfoque multidimensional que involucre tanto el entorno social como las herramientas emocionales individuales. Crear espacios emocionales positivos, fortalecer las redes de apoyo y trabajar con las familias y profesionales de la salud son pasos fundamentales para garantizar que los adultos mayores puedan envejecer de manera más saludable y emocionalmente equilibrada.
Conclusión
A lo largo de este artículo, hemos explorado cómo el contagio emocional puede influir de manera significativa en el malestar psicológico de los adultos mayores. Como hemos visto, las emociones de las personas cercanas a ellos, especialmente en contextos familiares o de cuidado, pueden amplificar sentimientos de ansiedad, tristeza o estrés, exacerbando el malestar que ya puedan estar experimentando. Esta dinámica de absorción emocional es un fenómeno poderoso, particularmente en una etapa de la vida en la que las personas son más vulnerables a los cambios emocionales y sociales.
Sin embargo, el mensaje es esperanzador: con las intervenciones adecuadas, es posible mitigar estos efectos negativos. Estrategias como la promoción de entornos emocionales positivos, el fortalecimiento de redes de apoyo y la implementación de terapias de regulación emocional son herramientas eficaces que pueden mejorar el bienestar psicológico de los adultos mayores. Con el acompañamiento adecuado, tanto de profesionales como de familiares, los adultos mayores pueden aprender a manejar mejor las emociones de su entorno, lo que contribuirá a reducir el impacto del contagio emocional en su salud mental.
Es importante reflexionar sobre cómo estamos cuidando emocionalmente a nuestros adultos mayores. Si bien su bienestar físico es prioritario, no debemos pasar por alto la importancia de su salud emocional. Un ambiente positivo, lleno de comprensión y apoyo, puede hacer una gran diferencia en la calidad de vida de nuestros seres queridos en esta etapa tan significativa de su vida.
Desde Subjetivamente, nuestro centro de psicología en Viña del Mar, seguimos comprometidos con el bienestar de los adultos mayores, acompañándolos en su proceso de cuidado emocional y ofreciendo las herramientas necesarias para mejorar su salud mental. Te invitamos a reflexionar sobre la importancia de prestar atención a las emociones de los adultos mayores y cómo, con pequeñas acciones, podemos contribuir a un entorno más saludable para ellos.
Fuente: PLOS
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Ps. Fernanda Gumucio
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