Repensando los Trastornos Alimenticios: Un estigma invisible que no discrimina
- blog
- 15 de enero de 2025
- Anika de Nordenflycht
Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son afecciones complejas que afectan tanto el comportamiento alimentario como la percepción del cuerpo. Su impacto es profundo y abarca dimensiones físicas, emocionales y psicológicas. Para abordarlos de manera efectiva, los profesionales de la salud mental, especialmente los/as psicólogos/as, debemos estar capacitados/as en su identificación y posterior tratamiento
Tabla de Contenidos
La Invisibilidad de los Trastornos Alimenticios
Contrario a lo que muchas personas piensan, los trastornos alimenticios son mucho más comunes de lo que parecen, aunque con frecuencia permanecen ocultos. A menudo, el estigma asociado con estos trastornos reduce su complejidad a un conjunto de características superficiales, como la delgadez extrema, y se asocia erróneamente a un grupo específico: mujeres jóvenes con ciertos tipos de cuerpo. Sin embargo, este enfoque limitado nos impide ver la realidad: cualquier persona, sin importar su género, edad, peso o etnia, puede estar lidiando en silencio con un trastorno alimentario.
Conociendo los Trastornos Alimenticios Más Comunes
- Anorexia Nerviosa: Se caracteriza por una restricción extrema de la ingesta de alimentos y un miedo irracional a ganar peso. Las personas con anorexia tienen una percepción distorsionada de su cuerpo.
- Bulimia Nerviosa: Implica episodios de ingesta excesiva seguidos de conductas para evitar el aumento de peso, como el vómito o el ejercicio extremo.
- Trastorno por Atracón: Similar a la bulimia, pero sin las conductas de purga. Quienes padecen este trastorno experimentan episodios regulares de ingesta descontrolada de alimentos.
- Pica: Aunque es menos frecuente, este trastorno se caracteriza por la ingesta compulsiva de sustancias no alimenticias, como, por ejemplo, tierra o papel.
El Estigma que Desafía la Realidad
Uno de los aspectos menos discutidos de los trastornos alimenticios es su capacidad de afectar a personas de todos los perfiles, sin importar su aspecto físico. No todos los individuos con trastornos alimentarios presentan los «síntomas visibles» que comúnmente asociamos con ellos, como un peso extremadamente bajo o signos claros de malnutrición. Esto contribuye a la invisibilidad del trastorno y perpetúa la creencia de que sólo algunas personas son susceptibles a presentarlos.
Además, el hecho de que los TCA no siempre sean evidentes a simple vista hace que sea aún más crucial que los/as profesionales de la salud mental estemos atentos/as a las señales sutiles, como el control excesivo de la comida, la ansiedad en torno a la alimentación, una relación negativa con el cuerpo o la práctica excesiva de ejercicio, entre otros.
El estigma asociado con los trastornos alimenticios también puede dificultar que las personas busquen ayuda. Muchas veces, los/as pacientes pueden temer ser juzgados/as o malinterpretados/as si comparten su sufrimiento relacionado con la comida y el cuerpo, lo que disminuye aún más la adherencia al tratamiento (la cual de por sí ya es baja).
Derivación a otros Profesionales
Es importante que, como psicólogos/as, derivemos a los/as pacientes a otros/as profesionales cuando sea necesario. Si presentan síntomas de ansiedad, depresión, autolesiones y/o ideación suicida, la intervención de un/a psiquiatra es esencial. Además, es fundamental la intervención de un/a nutricionista (idealmente especializado en trastornos alimentarios) para abordar los aspectos fisiológicos del trastorno, como la malnutrición.
Qué NO decir a alguien con un TCA
Es crucial ser cuidadoso/a con las palabras que utilizamos, ya que ciertos comentarios pueden reforzar la percepción negativa del cuerpo o de los hábitos alimentarios. Algunas frases que debemos evitar son, por ejemplo:
- «Solo come un poco más»
- «Estás demasiado delgado/a»
- «No te preocupes tanto por la comida»
- «Es solo una fase”
- “¡Se nota que ya subiste un poco de peso!”
Estas expresiones, aunque bienintencionadas, minimizan la gravedad del problema y pueden hacer que la persona se sienta incomprendida. Aunque a menudo creemos que estamos ayudando o mostrando apoyo, comentarios sobre el cuerpo pueden reforzar los patrones de pensamiento disfuncionales y perpetuar los comportamientos asociados con el trastorno.
Un Enfoque Integral y Sin Juicios
El tratamiento de los trastornos alimenticios requiere una intervención multifacética. La terapia psicológica es necesaria para abordar este trastorno, como la Terapia Basada en la Mentalización (MBT), la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) y el enfoque psicoterapéutico integrativo. Lo fundamental es que, como profesionales, abordemos los TCA con una perspectiva comprensiva, libre de juicios y estigmas.
La psicoeducación juega un papel crucial en el tratamiento, tanto para los/as pacientes como para sus familias. Informar sobre la naturaleza del trastorno, sus desencadenantes y los efectos a largo plazo puede ser decisivo en el proceso de recuperación. Además, debemos trabajar activamente en la prevención de los estigmas sociales que perpetúan ideas erróneas sobre los cuerpos y la alimentación.
Romper el Silencio: Evitar que el TCA Sea un Tabú
El silencio sobre los trastornos alimenticios perpetúa el estigma y retrasa la búsqueda de ayuda. Como profesionales de la salud mental, debemos crear espacios seguros en los que cualquier persona pueda expresar su angustia respecto a la comida y la imagen corporal sin temor al juicio.
Conclusión
Los trastornos alimenticios son problemas complejos que no siguen un patrón predefinido. Por eso, considero crucial replantear nuestras percepciones y desmontar los estigmas que los rodean. Debemos entender que cualquier persona, independientemente de su apariencia, circunstancias o entorno socioeconómico, puede estar sufriendo un TCA. Al eliminar las barreras del juicio y ofrecer una atención más compasiva, podremos motivar a más personas a buscar la ayuda que necesitan para sanar.
La intervención temprana es clave para el tratamiento de los trastornos alimenticios. Un enfoque integral, que incluya terapia psicológica, atención nutricional adecuada y apoyo psiquiátrico cuando sea necesario, es fundamental para lograr una recuperación duradera y saludable.
COMPARTE ESTE POST
NUESTRASTERAPEUTAS
Un equipo, múltiples Perspectivas
5/5
Ps. Fernanda Gumucio
Psicóloga Clínica
+15 años de experiencia
Enfoque Psicoanlítico