Me siento solo, aunque estoy rodeado de gente…
Me siento solo, aunque estoy rodeado de gente…
- blog
- 19 de enero de 2025
- Subjetivamente
En Subjetivamente, hemos escuchado innumerables veces la misma confesión: “Me siento solo, aunque estoy rodeado de gente”. Puede parecer una paradoja, pero es una experiencia cada vez más común en el mundo moderno. La soledad no discrimina; afecta a jóvenes y mayores, a quienes tienen familias grandes y a quienes viven solos, a quienes tienen cientos de seguidores en redes sociales y a quienes apenas interactúan en ellas.
Un reciente artículo de la BBC abordó esta cuestión, destacando que la soledad no depende necesariamente de la cantidad de personas que nos rodean, sino de la calidad de nuestras conexiones. Esto resuena profundamente con lo que vemos en consulta. La soledad no es simplemente estar aislado; es sentirse emocionalmente desconectado. Y, en muchos casos, esa desconexión surge en relaciones que deberían ser una fuente de apoyo, pero que terminan convirtiéndose en una carga emocional.
Tabla de Contenidos
¿Qué significa sentirse solo? La psicología detrás de la desconexión
La soledad, desde un punto de vista psicológico, no es un estado uniforme. Según estudios recientes, puede dividirse en tres tipos principales:
- Soledad emocional: Falta de una conexión cercana o íntima con otra persona. Esto suele ocurrir en relaciones insatisfactorias, como matrimonios o amistades donde no nos sentimos vistos o valorados.
- Soledad social: Ausencia de un grupo o comunidad con el que podamos compartir intereses o experiencias. Es común en personas que se mudan a nuevas ciudades o que experimentan cambios de vida, como la jubilación o la maternidad.
- Soledad existencial: Una desconexión más profunda, relacionada con el sentido de pertenencia al mundo o a algo más grande. Puede manifestarse en momentos de crisis, como después de una pérdida significativa o durante períodos de introspección.
La Teoría del Apego de John Bowlby también nos ofrece una perspectiva valiosa sobre la soledad. Según esta teoría, nuestras experiencias tempranas con cuidadores moldean nuestra capacidad para formar vínculos seguros en la adultez. Si crecimos con figuras de apego inconsistentes o ausentes, es posible que tengamos dificultades para confiar en los demás o para sentirnos conectados en relaciones cercanas. Esto puede perpetuar patrones de aislamiento emocional incluso en la adultez.
Un dato relevante es que las personas con un estilo de apego inseguro (ansioso o evitativo) tienen más probabilidades de experimentar soledad crónica, según un metanálisis de 2020 publicado en Personality and Social Psychology Review.
La soledad como epidemia moderna
Los datos son claros: la soledad no es solo una experiencia individual, sino un fenómeno global que está alcanzando niveles preocupantes. Algunas cifras recientes ilustran la magnitud del problema:
- Según el Loneliness Experiment de la BBC, el 40% de las personas de entre 16 y 24 años se sienten solas frecuentemente, a pesar de estar en una etapa de la vida considerada socialmente activa.
- Un estudio de la Universidad de California encontró que las personas que se sienten solas tienen un riesgo un 45% mayor de muerte prematura, comparable al impacto de fumar 15 cigarrillos al día.
- En Chile, una encuesta de 2023 realizada por la Universidad Católica y GfK Adimark reveló que el 35% de los chilenos describe sentirse solo con frecuencia, y este porcentaje aumenta al 47% entre los jóvenes de 18 a 29 años.
Estos datos reflejan una tendencia preocupante, especialmente en un mundo cada vez más urbanizado y digitalizado. Aunque las redes sociales y las tecnologías de comunicación nos permiten mantenernos conectados, también fomentan interacciones superficiales que, en lugar de aliviar, a menudo profundizan la sensación de desconexión.
La soledad como señal y oportunidad
Un aspecto interesante del artículo es su enfoque en la soledad como un mensaje, no solo como un problema. Olivia Remes, investigadora de salud mental, explica que la soledad es comparable al hambre: una señal que nos indica que algo anda mal y que necesitamos actuar. Desde la perspectiva evolutiva, este sentimiento nos empuja a buscar conexiones sociales para garantizar nuestra supervivencia. Sin embargo, cuando la soledad se convierte en un estado crónico, puede tener graves consecuencias para la salud.
Los estudios respaldan esta idea. La soledad crónica se asocia con un riesgo aumentado de depresión, ansiedad, trastornos del sueño e incluso enfermedades cardiovasculares. Un artículo publicado en The Lancet Psychiatry en 2022 destaca cómo la soledad también afecta el cerebro, alterando áreas relacionadas con la memoria, la percepción social y la regulación emocional. Pero, como toda emoción, también tiene un lado constructivo. En terapia, exploramos la soledad como una oportunidad para replantear nuestras relaciones y, en última instancia, reconectar con lo que realmente importa.
Estrategias para combatir la soledad
Superar la soledad no se trata simplemente de aumentar el número de interacciones sociales, sino de construir vínculos más profundos y auténticos. Aquí hay algunas estrategias respaldadas por la psicología que compartimos con nuestros pacientes:
Voluntariado: Participar en actividades donde puedas ayudar a otros no solo reduce la soledad, sino que también aumenta el sentido de propósito. Estudios han demostrado que el voluntariado regular está asociado con niveles más altos de bienestar emocional.
Contacto con la naturaleza: La investigación ha encontrado que pasar tiempo en espacios verdes puede reducir los sentimientos de soledad en un 28%. Este efecto es aún más fuerte cuando se combina con actividades como caminar o meditar al aire libre.
Interacciones breves pero significativas: Iniciar una conversación con un desconocido, aunque sea algo breve, puede tener un impacto positivo en tu estado de ánimo. Según un estudio de 2014, las personas que charlaban con desconocidos en sus trayectos diarios reportaban mayor satisfacción que quienes permanecían en silencio.
Trabajo en terapia: Si la soledad persiste, puede ser útil explorar sus raíces en un espacio terapéutico. Desde enfoques como la terapia basada en la mentalización o la terapia narrativa, ayudamos a nuestros pacientes a entender cómo sus historias de vida y patrones relacionales influyen en sus emociones actuales.
Reflexión final
La soledad no siempre es algo que debemos temer o rechazar. En Subjetivamente, nos gusta recordarle a nuestros pacientes que este sentimiento, aunque incómodo, puede ser una oportunidad para reconectar con lo que realmente importa. Como seres humanos, estamos diseñados para buscar conexión, y la soledad es simplemente una brújula que nos señala el camino.
Si sientes que la soledad se ha convertido en una presencia constante en tu vida, no dudes en buscar ayuda. En un mundo lleno de ruido, encontrar un espacio seguro para ser escuchado puede marcar toda la diferencia. Después de todo, la verdadera conexión comienza con un acto simple pero poderoso: ser visto y escuchado.
COMPARTE ESTE POST
NUESTRASTERAPEUTAS
Un equipo, múltiples Perspectivas
5/5
Ps. Fernanda Gumucio
Psicóloga Clínica
+15 años de experiencia
Enfoque Psicoanlítico