La reciente prohibición de celulares en colegios chilenos se alza como una política fundamental con un impacto directo en la salud mental de niños y adolescentes. Desde la perspectiva de la psicología clínica, esta medida es crucial, siempre que su implementación se enfoque en la educación y el desarrollo socioemocional, más que en la simple disciplina.

Consecuencias Clínicas del Uso Irrestricto de Pantallas

El consumo excesivo e ininterrumpido de pantallas en la población infantojuvenil se ha asociado consistentemente con diversas dificultades psicológicas y emocionales. Expertos señalan que la exposición constante a estos dispositivos puede provocar un aumento en la ansiedad, irritabilidad, baja autoestima, y problemas de atención y concentración.

Además, la dependencia al dispositivo puede derivar en desregulaciones emocionales severas y la manifestación de cuadros anímicos o comportamentales más graves. Estos riesgos se potencian por la exposición a experiencias traumáticas o los peligros inherentes al mal uso de los medios digitales.

El propósito central de limitar el acceso a los teléfonos móviles durante la jornada escolar no es rechazar la tecnología, sino facilitar un entorno educativo más protector, donde el aprendizaje, la convivencia y el desarrollo psicosocial puedan florecer sin las interrupciones constantes y la sobrecarga estimular que generan estos aparatos.

Beneficios Psicosociales y Cognitivos de la Restricción

1. Reconexión con el Entorno Real y la Empatía
Al no tener el dispositivo disponible, los estudiantes «vuelven a estar presentes», lo que reactiva interacciones auténticas y significativas. Los jóvenes conversan, se miran, juegan y comparten más. Esta dinámica es vital para el desarrollo de habilidades sociales y la empatía, facultades que se ven disminuidas por la interacción puramente digital. La restricción también promueve una convivencia más respetuosa, ya que la interacción cara a cara disminuye la desensibilización que facilita el ciberacoso.

2. Mejora en la Función Ejecutiva y Bienestar
La eliminación de un estímulo digital tan intenso permite que la mente se calme, recuperando la capacidad de concentración y, por ende, el rendimiento académico. Este efecto se complementa con una mayor regulación emocional, una disminución significativa del ciberacoso durante el horario escolar y menos conductas impulsivas. Reducir la comparación permanente con otros, tan común en redes sociales, es un factor protector clave para la autoestima y la reducción de la ansiedad en el desarrollo adolescente.

Desafíos de Implementación y el Rol Familiar

La implementación de la normativa presenta un desafío, pues para algunos estudiantes el celular opera como un «regulador emocional improvisado». Retirarlo sin el acompañamiento adecuado puede disparar ansiedad o resistencia.

La clave para un cambio efectivo y duradero reside en la coordinación total entre familias e instituciones educativas. El proceso debe ser gradual, transparente y fundamentado en el diálogo. Cuando el propósito y los beneficios reales de la medida se comunican claramente, la recepción es mucho mejor.

Se recomienda iniciar con momentos específicos sin celular, utilizando escalas estandarizadas para medir el uso problemático o la adicción a dispositivos. Esto permite identificar a estudiantes de alto riesgo para un trabajo focalizado. Es vital complementar la restricción con educación digital, entrenamiento en autorregulación emocional y habilidades de convivencia escolar.

La Consolidación de Hábitos Saludables en el Hogar

El impacto positivo de la ley escolar se minimiza si el uso de celulares en el hogar sigue siendo ilimitado. La familia cumple un rol insustituible al consolidar hábitos, reforzar la autorregulación y sostener el bienestar emocional.

Los padres y cuidadores deben establecer rutinas claras, tales como:

Definir horarios específicos para el uso de dispositivos.
Evitar pantallas durante la noche.
Mantener los celulares fuera de los dormitorios y áreas de descanso.
Modelar un uso equilibrado de la tecnología.

Cuando los menores experimentan malestar o ansiedad al reducir el uso, los adultos deben contener, escuchar y ayudar a regular, evitando el castigo y priorizando el apoyo.

Es fundamental entender que la ley no busca descartar la tecnología, la cual sigue siendo una herramienta valiosa con propósito pedagógico y bajo guía docente. El problema reside en el uso irrestricto que compite constantemente con la capacidad de los estudiantes para aprender con foco, calma y continuidad, beneficiando directamente tanto el rendimiento académico como la salud mental.

Si usted o su hijo/a están experimentando dificultades relacionadas con el uso de dispositivos móviles que afectan su bienestar emocional, el apoyo psicológico profesional es fundamental. En Subjetivamente, clínica psicológica en Viña del Mar, contamos con especialistas listos para ofrecer una guía y acompañamiento focalizado en la autorregulación emocional y el desarrollo de habilidades sociales.