PSICOLOGÍA CLÍNICA
En una reciente entrevista con La Tercera, el reconocido psicoanalista y escritor Gabriel Rolón compartió sus reflexiones sobre la felicidad, un tema que ha abordado extensamente en su libro «La felicidad: más allá de la ilusión». En Subjetivamente, presentamos a continuación las principales ideas sobre la felicidad según Gabriel Rolón.
Rolón sugiere que la felicidad es un estado pasajero y no permanente. «La única manera de que la felicidad fuese permanente, es que uno muriera en el momento exacto en el que está siendo feliz», afirma Rolón. Esta reflexión nos invita a aceptar la naturaleza transitoria de la felicidad y a disfrutar de esos momentos sin intentar retenerlos indefinidamente. Él utiliza la metáfora del agua para describir cómo, al intentar retener la felicidad, esta se escapa entre los dedos.
El psicoanalista advierte que la felicidad no es sinónimo de placer, aunque puede contenerlo. «El placer que uno busca siempre es mayor que el que se alcanza, porque el placer encontrado nos deja una falta, una sensación de que podría haber sido más». Este punto destaca la importancia de ajustar nuestras expectativas para no caer en la trampa de la insatisfacción constante. Rolón explica que somos seres que viven en falta y que esta falta es lo que nos motiva a seguir deseando y buscando más.
El estudio se centró en adultos del Reino Unido, a quienes se les preguntó sobre sus hábitos de sueño y se les hizo un seguimiento de una semana con un acelerómetro portátil. Los datos de salud mental se obtuvieron de sus registros médicos, considerando todos los trastornos de salud mental o de conducta según la Clasificación Internacional de Enfermedades.
Una de las reflexiones más profundas de Rolón es que la felicidad debe ser percibida en el momento en que se experimenta. Relata que muchos de sus pacientes se dan cuenta de su felicidad solo al mirar hacia atrás, lo que significa que en el momento no estaban realmente conscientes de ella. «Es como tener un atardecer perfecto que no se está mirando. Después, cuando la persona ve la foto de ese día, puede decir ‘oh, qué atardecer más maravilloso’, pero se lo perdió, porque estaba viendo otra cosa». Este punto resalta la importancia de vivir el presente y ser conscientes de nuestros momentos de felicidad mientras ocurren.
Rolón critica el «positivismo tóxico» que sugiere que la felicidad depende únicamente del individuo. Aunque nuestras acciones y actitudes influyen en nuestra felicidad, también estamos constantemente interactuando con el mundo y sus circunstancias. «Creer siempre que todo va a salir bien es tan errado como pensar que siempre va a salir mal». La felicidad tiene un carácter personal, ya que solo nosotros podemos saber qué nos hace felices. Sin embargo, esto requiere un profundo autoconocimiento, como lo indicaban los antiguos griegos con la inscripción en el Templo de Delfos: «Conócete a ti mismo».
Finalmente, Rolón sostiene que la felicidad siempre coexistirá con alguna forma de falta o dolor. «La única felicidad que los seres humanos podemos conseguir es una ‘felicidad en falta’». Utilizando un ejemplo poético de Fernando Pessoa, Rolón describe cómo la felicidad está inextricablemente ligada a la pérdida y al dolor. «Cuando pierdes algo importante, la posibilidad de que no haya heridas y tristezas no existe». Por ello, la felicidad es imperfecta y está llena de ausencias y de tristezas. Es necesario desidealizar la felicidad y aceptar que puede coexistir con momentos de sufrimiento.
Las reflexiones sobre la idea de felicidad de Gabriel Rolón nos invitan a tener una visión más realista y matizada de este concepto. Nos animan a disfrutar de los momentos felices sin intentar retenerlos, a ajustar nuestras expectativas, a vivir el presente, a conocernos a nosotros mismos y a aceptar que la felicidad siempre estará acompañada de alguna falta. Al final del día, como sugiere Rolón, en lugar de buscar una felicidad ideal, es más útil buscar una «faltacidad» posible, una felicidad imperfecta pero auténtica.
Fuente: La Tercera