Introducción
El discurso del éxito, especialmente en contextos contemporáneos altamente competitivos, tiende a asociarse con bienestar, plenitud y satisfacción. Sin embargo, en la práctica clínica y en la investigación actual en salud mental, es cada vez más frecuente encontrar personas con trayectorias académicas o laborales exitosas que presentan síntomas subjetivos de desconexión, vacío, irritabilidad o insatisfacción persistente, sin una causa aparente.
Este fenómeno —frecuentemente invisibilizado por los propios sujetos— suele estar relacionado con una forma específica de funcionamiento psicológico que prioriza el hacer por sobre el sentir, y que, sostenido en el tiempo, erosiona la capacidad de mentalización y vinculación emocional consigo mismo y con los demás.
El rendimiento como defensa ante la subjetividad
Una hipótesis clínica plausible, respaldada por enfoques como la Terapia Basada en la Mentalización (Mentalization-Based Treatment, MBT), es que el éxito sostenido, cuando se construye a costa de la conexión emocional, puede devenir en una forma sofisticada de disociación funcional.
En estos casos, el logro personal y profesional actúa como un organizador psíquico que permite al sujeto mantener cohesión y sentido de sí, pero sin una integración profunda de los estados afectivos internos.
Esta escisión no es necesariamente patológica en sí misma. De hecho, puede ser altamente adaptativa en contextos donde el entorno premia la productividad y castiga la vulnerabilidad. Sin embargo, a largo plazo, este modo de funcionamiento tiende a generar síntomas como:
- Incapacidad para identificar o nombrar estados afectivos.
- Irritabilidad sin causa clara.
- Sensación de vacío o desconexión emocional.
- Dificultades vinculares que emergen fuera del entorno laboral.
- Dificultad para descansar o disfrutar el tiempo libre.
La pérdida de mentalización en contextos de alto rendimiento
La mentalización es definida por Fonagy, Bateman y Allen (2002, 2019) como la capacidad de interpretar el comportamiento propio y ajeno en términos de estados mentales intencionales. Es una función central en la regulación emocional, la construcción del self y la calidad del vínculo interpersonal.
En condiciones de estrés prolongado, autoexigencia crónica o exposición constante a dinámicas de evaluación, esta capacidad puede verse comprometida. Desde el modelo MBT, se ha descrito que en situaciones amenazantes o de alta presión, las personas tienden a desactivar su capacidad reflexiva y operar desde modos prementalizadores, tales como:
- Modo teleológico: donde sólo se valida aquello que tiene un correlato externo observable (por ejemplo, logros concretos), invisibilizando la experiencia interna si no hay evidencia “real”.
- Modo de equivalencia psíquica: donde lo que se siente se confunde con la realidad objetiva, dificultando la posibilidad de pensar los afectos como representaciones mentales y no hechos literales.
- Modo pretendido o pseudomentalización: caracterizado por discursos emocionalmente vacíos, donde el sujeto parece comprender su mundo interno, pero en realidad mantiene una desconexión significativa entre lo que dice y lo que vive.
Narrativas del yo y guiones de éxito
Desde la psicología narrativa y la teoría del self, también se ha observado que muchas personas que se identifican fuertemente con su desempeño terminan construyendo narrativas identitarias centradas en la funcionalidad. Estas historias personales suelen excluir elementos emocionales, vínculos significativos o momentos de vulnerabilidad, reforzando una imagen idealizada que luego se vuelve difícil de sostener sin un alto costo psíquico.
El problema no radica en el éxito en sí, sino en la imposibilidad de integrar ese éxito a una vivencia subjetiva con sentido, en la cual el sujeto pueda reconocerse emocionalmente implicado y no solo funcionalmente eficiente.
Conclusión: mentalizar el éxito para habitarlo
Comprender el impacto psicológico del éxito es fundamental para promover una salud mental integral. Mentalizar el éxito implica no sólo reconocer los logros obtenidos, sino también integrarlos a una narrativa interna más compleja, que incluya dudas, deseos, emociones contradictorias y zonas de incertidumbre.
Desde un enfoque clínico contemporáneo, como el que propone la MBT, esto requiere acompañar al paciente a recuperar la capacidad de pensarse a sí mismo más allá del hacer, más allá del rendimiento, permitiéndose volver a sentir sin juzgarse, y construir desde allí una forma más auténtica de habitar su vida.
En nuestro centro la Psicológa Fernanda Gumucio se ha especializado en la Terapia Basada en la Mentalización, por lo que puedes agendar una sesión en modalidad online o en presencialmente en nuestro centro de psicología en Viña del Mar, Subjetivamente.