Un informe presentado por el grupo parlamentario británico Beyond Pills All-Party Parliamentary Group (APPG Beyond Pills) exige una transformación profunda del sistema de salud mental del Reino Unido y la superación definitiva del modelo biomédico dominante. Según el documento, la dependencia excesiva de los fármacos psiquiátricos no aborda las causas reales del sufrimiento mental y, en muchos casos, contribuye a resultados clínicos insatisfactorios.
APPG Beyond Pills reúne a parlamentarios de distintos partidos con el objetivo de reducir la medicalización innecesaria y promover alternativas basadas en intervenciones sociales, comunitarias, psicológicas y en cambios de estilo de vida. El grupo busca que la medicación deje de ser el centro del tratamiento y se convierta en un recurso complementario dentro de un abordaje más amplio.
Una atención en crisis
El informe advierte que la salud mental en el Reino Unido atraviesa un momento crítico, situación que también se replica en otros países. Actualmente, cerca de una cuarta parte de la población adulta recibe algún fármaco psiquiátrico cada año, mientras que una proporción similar de jóvenes recibe diagnósticos vinculados a la salud mental.
A pesar de las inversiones realizadas durante las últimas décadas, los resultados no han mejorado: la mala salud mental ha aumentado y la brecha en mortalidad entre personas con trastornos severos y la población general continúa ampliándose. Para los parlamentarios, esto demuestra que el sistema se ha construido sobre un enfoque equivocado: un modelo biomédico que interpreta el malestar como un déficit individual y deja en segundo plano los determinantes psicosociales.
El documento sostiene que es necesario migrar desde un sistema centrado en “gestionar síntomas” hacia otro que reconozca que gran parte del malestar es una respuesta comprensible a adversidades sociales, económicas y relacionales.
Esta línea coincide con las recomendaciones recientes de la OMS y las Naciones Unidas, que han llamado a reformar los sistemas de salud mental poniendo en el centro los factores psicológicos, sociales y estructurales.
Seis principios para una reforma estructural
El informe define seis principios fundamentales para redirigir la atención en salud mental hacia un modelo realmente centrado en las personas y sus contextos:
1. Las circunstancias y relaciones importan
El sufrimiento mental se origina, en gran parte, en experiencias como trauma, violencia, abuso, maltrato o acoso. Por eso, los servicios deben priorizar el apoyo relacional, las redes de confianza y una atención basada en la seguridad emocional.
2. Los contextos sociales generan malestar
La precariedad, la desigualdad y la inseguridad económica representan “la causa de las causas”. Garantizar apoyo social y material disminuye la angustia emocional y reduce la necesidad de atención especializada.
3. Los mensajes culturales influyen en la salud mental
El énfasis social en el rendimiento y la apariencia contribuye al malestar. Además, describir experiencias difíciles como problemas exclusivamente clínicos puede debilitar la capacidad natural de las personas para afrontarlas.
4. Narrativas y lenguaje en positivo
Enmarcar el malestar como un “trastorno individual” aumenta el estigma y la desesperanza. El informe propone adoptar un lenguaje centrado en recursos, fortalezas y contextos compartidos.
5. Uso prudente de psicofármacos
La prescripción excesiva debe revertirse. Si bien los medicamentos tienen utilidad en casos específicos, no pueden solucionar adversidades que son principalmente sociales o relacionales.
6. Impulsar la investigación psicosocial
La investigación centrada en soluciones individuales ha mostrado resultados limitados. Se necesita financiar estudios que aborden el impacto de lo social, lo económico y lo comunitario en la salud mental.
Líneas de acción prioritarias
La propuesta incluye medidas aplicables no solo al Reino Unido, sino también a sistemas sanitarios de otros países. Se agrupan en cuatro áreas: servicios, regulación, formación y comunicación pública.
1. Servicios: ofrecer alternativas reales
Ampliar intervenciones sociales y comunitarias, especialmente para casos leves y moderados.
Financiar centros comunitarios desmedicalizados, que integren prescripción social, apoyo en estilos de vida e intervenciones psicológicas.
Crear servicios para acompañar la retirada de psicofármacos, incluyendo una línea telefónica y un sitio web disponible 24/7.
Reducir la prescripción innecesaria de antidepresivos, cumpliendo estrictamente las guías de seguridad y priorizando intervenciones no médicas.
2. Regulación: independencia y transparencia
Reformar la agencia reguladora MHRA, procurando mayor independencia frente a la industria farmacéutica.
Implementar un “Sunshine Act”, que obligue a transparentar los pagos de la industria a profesionales sanitarios.
3. Educación y formación: un enfoque socio-psico-bio
Integrar el Aprendizaje Socioemocional (SEL) en la educación para menores y jóvenes.
Actualizar la formación sanitaria para incluir prescripción prudente, desprescripción segura, medicina del estilo de vida y comprensión del malestar en su contexto social.
4. Concienciación pública: desmedicalizar el lenguaje
El informe advierte que el uso de términos como “trastorno”, “enfermedad” o “disfunción” puede perpetuar el estigma e incluso dificultar la recuperación. La asistencia no debe depender de una etiqueta diagnóstica.
Conclusiones
El informe del APPG Beyond Pills representa una llamada urgente a revisar los sistemas de salud mental y reemplazar el modelo biomédico por un enfoque más amplio, humano y basado en evidencia. Según los autores, persistir en un marco centrado casi exclusivamente en la medicación perpetúa un tratamiento reductivo que no aborda las causas reales del sufrimiento.
El documento plantea un cambio de paradigma: situar en el centro los determinantes sociales, económicos y psicológicos del malestar, ampliar las alternativas terapéuticas y construir un sistema capaz de responder a la complejidad de la experiencia humana.
En Chile, Subjetivamente avanza en esta misma dirección. Desde su práctica clínica, el centro ha adoptado un enfoque centrado en la persona, donde el sufrimiento psicológico se comprende a partir de la historia, los vínculos y los contextos sociales que influyen en cada caso. Subjetivamente prioriza intervenciones psicológicas de calidad, evaluaciones integrales y un trabajo terapéutico que busca sentido y coherencia, evitando la medicalización innecesaria. Su propuesta coincide con las recomendaciones internacionales: menos dependencia del fármaco como solución principal y más atención a los factores humanos, relacionales y ambientales que sostienen el bienestar.





